
Hace 39 años, cuando el jueves 3 de julio de 1986 karol Wojtyla visitó Chiquinquirá, estuvo durante varios minutos postrado frente al cuadro de Nuestra Señora del Rosario.
El papa Juan Pablo II llegó a la Capital Mariana de Colombia y se dirigió a la basílica, desde el parque Juan Pablo II de Chiquinquirá, lugar donde celebró sacramentos para niños, jóvenes y adultos, en compañía de miles de feligreses.
Dentro de la basílica inclinó su cabeza y de rodillas oró durante casi 12 minutos por la paz del país ante la Reina y Patrona de Colombia.
Frente al lienzo, que ha sobrevivido al agua, un terremoto, un secuestro y ante el que también se han postrado personajes como Simón Bolívar o los presidentes Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, también estuvo Jorge Mario Bergoglio.
El cuadro de más de 400 años de historia salió por décima oportunidad en cuatro siglos y fue transportado en un helicóptero desde el estadio de Chiquinquirá, a donde fue trasladado en procesión, hasta Bogotá, donde permaneció en la Catedral Primada por nueve días, precisamente por la visita del papa Francisco.
El momento especial que vivió Francisco ante la Virgen de Chiquinquirá ocurrió casi 31 años después, el 7 de septiembre del 2017: entró a la catedral y con paso solemne se acercó al altar. Ya frente a la imagen, se inclinó, solo hubo silencio. El santo padre levantó la mirada hacia el cuadro de Nuestra Señora del Rosario, juntó sus manos, inclinó su cabeza y murmulló una oración. Sin palabras, sin música, sin más pirotecnia que la religiosidad de un guía espiritual, nació el momento más íntimo del sumo pontífice en la capital colombiana.
Eran las 10:30 de la mañana del jueves, del segundo día de la visita apostólica. Dentro de la catedral primada de Bogotá estaban reunidos feligreses, miembros del episcopado, de la Iglesia católica y de otras religiones. El coro del arzobispado interpretaba la composición religiosa ‘Tú eres Pedro’.
El silencio se alargó durante un poco más de cinco minutos. Hizo una reverencia a la Virgen y se dirigió a los fieles. Ofreció una bendición y, luego, recitó la letanía de la Virgen: “Santa María / ruega por nosotros / Santa Madre de Dios / Santa Virgen de las Vírgenes”. Los creyentes repitieron con fervor la oración y, junto con Francisco, alabaron a la reina de Colombia.
Al finalizar la oración, el papa se acercó a la imagen. Puso su mano sobre el cuadro, hizo una reverencia y dejó un rosario en una de sus esquinas.
“Los invito ahora a dirigirnos espiritualmente a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, cuya imagen han tenido la delicadeza de traer de su santuario a la magnífica catedral de esta ciudad para que también yo la pudiera contemplar”, recalcó ese día el pontífice.
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