Un nuevo análisis elaborado por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) para la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), estima que si se mantiene durante los próximos uno o dos años, el arancel del 10% impuesto por Estados Unidos podría generar una caída de hasta el 8% en las exportaciones colombianas hacia ese país, lo que equivale a US$1.147 millones entre 2025 y 2026.
Este impacto se concentraría principalmente en el sector no minero energético, responsable del 59,9% de las ventas a EE. UU. en 2024.
La proyección también advierte una leve reducción en el crecimiento económico: el PIB pasaría de 2,8% a 2,7% en 2025, con una pérdida acumulada de $4,7 billones en ingresos.
En términos de empleo, se prevé la eliminación de 15.000 puestos de trabajo hacia finales de 2026, como resultado de la reducción en la demanda laboral por parte de las empresas exportadoras. En paralelo, se anticipa una caída de 0,1 puntos porcentuales en la inversión privada.
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En caso de una respuesta arancelaria simétrica por parte de Colombia, la inflación podría aumentar al 4,4% en 2025, frente al 4,2% proyectado sin retaliación.
Este ajuste inflacionario afectaría el costo de insumos esenciales para la industria nacional, especialmente en la producción de proteínas, dado que el 70% de los bienes importados desde EE. UU. no se producen localmente o no se producen en cantidades suficientes.
Ante este panorama, la presidenta de AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, señaló que el país debe contar con un plan comercial pragmático, estratégico y proactivo para mitigar estos efectos.
La directiva enfatizó que se requiere fortalecer los sectores con ventajas comparativas y consolidar la posición de Colombia como proveedor confiable, ágil y competitivo en el mercado estadounidense.
El análisis también destaca que el 82,7% de la canasta exportadora colombiana tendría un impacto limitado por el nuevo arancel. Esto se debe a que el 51% de los productos están excluidos de la medida por decisión del gobierno estadounidense, al considerarlos estratégicos y un 31,7% adicional mantiene ventajas arancelarias gracias al tratado comercial, lo que permite que Colombia compita en mejores condiciones frente a otros países.
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En este contexto, el estudio concluyó que Colombia puede mantener su competitividad incluso bajo escenarios de tensión comercial, e incluso abrir nuevas oportunidades frente a competidores que enfrentan mayores restricciones de acceso al mercado estadounidense. Esta situación refuerza la necesidad de una estrategia comercial activa, centrada en sectores con alto potencial y en el uso efectivo de los instrumentos disponibles dentro del marco bilateral.
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